En junio de este año, Ximena Pezoa asumió como directora del Museo de Artes Decorativas, y una de sus primeras acciones fue establecer las líneas de intervención que le permitieran gestionar y difundir las colecciones del museo y su vinculación con la comunidad.

En este trabajo, se dio cuenta de la necesidad de reformular la misión del museo y determinar objetivos estratégicos en el ámbito de la educación y difusión, registro e investigación, y de la curaduría con relación a la conexión de las artes decorativas con el diseño y el arte en los tiempos contemporáneos.

"Este diagnóstico inicial, hizo imperioso trabajar una política de colección para el museo, ya que era la única forma de dar las definiciones necesarias para que el proyecto de museo funcione cabalmente", comenta la directora.

El proceso partió por socializar con el equipo la necesidad de un documento de política, definirlo y explicar su aplicación. Lo segundo, fue solicitar la tutela del Centro de Documentación de Bienes Patrimoniales (CDBP), como unidad técnica, pues su rol es orientar y dar las directrices a los museos regionales y especializados para el desarrollo de sus políticas.

"Personalmente, revisé los catálogos y memorias del museo, solicité la información a los profesionales por área (educación, conservación y educación) y finalmente investigué sobre procesos similares en documentos internacionales que funcionan como guías para la redacción de estos protocolos (American Alliance of Museums).

Finalmente, diseñé un calendario de trabajo que incluyó a dos observantes externos al museo, el primero con experiencia en el ámbito patrimonial (curaduría) y el segundo, en el campo de la investigación de piezas de museos de artes decorativas.

Una vez que se estructuró base del documento, se envió un par de veces al equipo del museo para recoger sus observaciones y luego se envió a los observantes externos, de quienes también recibimos observaciones.

Al término de este proceso lo presentamos al CDBP y al Subdirector Nacional de Museos, quienes sancionaron el documento y lo publicaron. Así fue como comenzó a aplicarse en el museo", relata Ximena Pezoa.

Actualmente, la evaluación es muy positiva, hoy tiene un documento que surgió de la historia de la colección, de la comunidad que atiende y de la estructura orgánica a la que pertenece. Esto facilita la gestión del patrimonio que custodian.

Señala el rol de cada uno de los integrantes del equipo y da las directrices del museo hacia el futuro. "Lo más importante es que una política es un documento abierto, que se trabaja anualmente, lo que brinda la oportunidad al equipo de reaccionar a nuevas circunstancias y de articular un discurso coherente con su colección y el futuro de la misma", concluye.

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