Publicado en 22 de enero de 2018

Biblioteca Regional; Coquimbo; La Serena; Gabriela Mistral;

Leer libros mirando el mar. Escenario privilegiado para la nueva Biblioteca Regional de Coquimbo Gabriela Mistral. Un moderno edificio que, en principio, contará con un total de 33 mil publicaciones, aunque no es todo. Es que hace rato, dice Gonzalo Oyarzún, las bibliotecas dejaron de ser solo un rincón exclusivo de lectura. El subdirector del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas hace hincapié en esta idea, pues hoy las bibliotecas son, por sobre todo, espacios para habitar.

Ir a una biblioteca, aclara, es una experiencia; se puede ir a buscar un libro, o bien, ir por un curso de computación, un taller de cocina, un curso de macramé, yoga, un club de lectura o a una reunión de estudiantes o microempresarios; pueden ir desde las guaguas hasta los adultos mayores.

“Uno puede integrarse a su comunidad haciendo uso de la biblioteca. Este es un espacio para habitar y se puede transcurrir en ella permanentemente. Se puede ir a dormir, a pololear, a descansar, a perder tiempo, a reunirse con la familia”, enfatiza. 

Así debiera lucir la biblioteca al momento de su apertura
Así debiera lucir la biblioteca al momento de su apertura

La nueva Biblioteca Regional de Coquimbo, por cierto, no estará ajena a esto. Aprontándose para abrir sus puertas a fines de diciembre o enero próximo, ofrecerá -en una extensión de 5.592 metros cuadrados- salas especializadas por edades, espacios acogedores –no solo por diseño interior, sino también porque el edificio está construido al alero de la norma de inclusión universal- y amplia oferta de actividades. Es, por cierto, un sueño que cobra vida. 

“Cuando los vecinos preguntaban si esto iba a ser un colegio y les decíamos que sería una biblioteca regional, estaban felices. Sienten que se pondrá en valor un sector que hasta ahora era solo usado por universitarios y quienes van a la playa”, añade Lorena Arenas, bibliotecaria, coordinadora del proyecto Biblioteca Regional Gabriela Mistral.

Mejorar la calidad de vida

Ubicada en la calle Juan José Latorre 782, esquina Avenida de Aguirre, La Serena, la Biblioteca Regional mirará al mar y también al Faro. Estará a 15 minutos caminando del casco histórico de la ciudad. Hay cerca muchas universidades y colegios, como gran cantidad de edificios y playas donde llegan miles de turistas durante el verano, también potenciales usuarios de este espacio. 

Cabe agregar una última coordenada: la biblioteca está ubicada justo detrás la Casa de las Palmeras, antigua edificación de Gabriela Mistral. Un hito en la ciudad que va a ser parte de un mismo entorno cultural. Es un lugar que va a recibir millones de personas, advierte Gonzalo Oyarzún, entonces, la idea es que los espacios se potencien. 

El deseo es también que todos participen, pues este proyecto es un anhelo regional que lleva varios años. Surgió al comienzo como iniciativa municipal, en 2007, y ahora se concreta ante la expectación de todos los habitantes de la región.

“Este proyecto ha sido largamente esperado. Vecinos, académicos, escritores han manifestado su alegría. Lo entienden como una especie de deuda porque nosotros no tenemos teatro regional ni centro cultural similar al de otras ciudades. Nos hemos tomado esas expectativas muy en serio y, por lo mismo, queremos tener una biblioteca que tenga un impacto regional; que nuestros servicios logren llegar a sectores más alejados, intentando entregar cultura y fomento lector”, aclara Lorena Arenas.

Con un costo cercano a los 9 mil millones de pesos, la nueva biblioteca pasa a ser la séptima de carácter regional, sumándose a la de Antofagasta, Copiapó, Valparaíso, Santiago, Aysén y Los Lagos. Si hay algo que las identifica es su alto estándar, es decir, aspiran a ser modelos de funcionamiento y de servicios para una región. Se proyectan, además, como instancias de esparcimiento y de ocio absolutamente gratuitas. No es poco. Hoy los espacios públicos, advierte Oyarzún, son cada vez más acotados y muchos son pagados. 

“Están, por ejemplo, los centros comerciales donde la gente va a comprar, pero también a entretenerse, comer, juntarse con amigos, pasear. Entonces, los espacios de ocio se vuelven tremendamente asociados al ámbito del dinero y las bibliotecas públicas pretenden ser espacios de encuentro para la comunidad, que puedan ser usados para lo mismo, pero de manera gratuita”.

El edificio cuenta con accesos  universales
El edificio cuenta con accesos universales

A meses de su apertura, Lorena Arenas hace hincapié en la idea de poder abarcar a toda la región, incluso a las zonas más alejadas. No solo están evaluando trabajar en conjunto con otras bibliotecas públicas de Dibam, o contar quizás más adelante con bibliobuses, sino que también quieren dar cabida a todas las formas de vida e idiosincrasias existentes. 

Muchos libros y talleres estarán pensados en esa diversidad característica de la región, es decir, en esos habitantes que viven entre el mar y la cordillera; pueblos de pescadores, trashumantes de comunidades agrícolas o de sectores mineros. “La Región de Coquimbo quiere ser región de los servicios y, por otro lado, somos el polo más verde del norte chico, pero también somos el sector más árido de la zona centro. 

Estamos en ese límite”, añade Lorena Arenas, argumentando que esta biblioteca servirá no solo para fomentar la lectura, sino también para abrir ventanas hacia la reflexión en torno a las diversas formas de vida existentes en la región. 

“Gonzalo (Oyarzún) dijo hace unos días, en una entrevista, que esta iniciativa permite que la gente sea más feliz y yo comparto plenamente esa idea. Siento que la motivación a la lectura, lleva a la gente a reflexionar y a mejorar la calidad de vida”, concluye Lorena Arenas. 

El cielo de Elqui en una sala

Inicialmente partirán con un total de 33 mil libros, pero esperan duplicar pronto ese número en la medida que también se incremente la cantidad de visitas. En cuanto a las salas, Gonzalo Oyarzún las califica como espacios amables y amigables, pues invitan a hacer y a pensar. 

El secreto: que esta biblioteca inspire a otras ciudades, que se vuelque a la gente, que se note que lo que importa son los usuarios, porque todo está diseñado y pensado para ellos; “que la oferta se extienda más allá de la literatura, que haya debate de política, de medioambiente y de género. La biblioteca es el mejor lugar para reflejar eso porque los libros hablan de todos esos temas”, añade.

Biblioteca Regional; Coquimbo; La Serena; Gabriela Mistral;
Biblioteca Regional; Coquimbo; La Serena; Gabriela Mistral;

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