Publicado en 01 de marzo de 2018

El Centro de Documentación de Bienes Patrimoniales en su tarea de registrar y documentar objetos de colecciones patrimoniales, estudia, analiza y contextualiza variadas tipologías de objetos; en esta línea, se ha realizado una selección de instrumentos musicales pertenecientes a diferentes museos Dibam.

La música es una actividad inherente a la naturaleza humana, no existe ningún grupo humano que no haya desarrollado la música, ya sea con fines rituales, recreativos o como una forma de arte. Desde el punto de vista de la investigación y su relación con el público, es una de los temas que más curiosidad despierta.

Dentro de los instrumentos musicales que es posible encontrar en contextos arqueológicos están los silbatos, flautas y flautas de pan, pero hay dos ejemplos que es importante destacar. Uno de ellos corresponde a los cascabeles y cencerros. 

En la zona costera de la III y IV Región, asociados a los grupos humanos Copiapó y Diaguita, es posible encontrar cascabeles finamente trabajados en metal laminado, ya sea cobre, bronce o plata; generalmente de forma globular, compuestos por dos partes que se unen en el centro y que llevan uno o más badajos en el interior para producir el sonido por entrechoque.

En el año 1984, en un sitio asociado a la cultura Aconcagua, en Villa Alemana, Jaime Vera el historiador a cargo, encontró un objeto de cerámica de uso desconocido hasta ese momento. Pasaron años, hasta que el investigador Carlos González analizara dicho artefacto y develara su uso: se trataba de un tamboril fabricado en cerámica modelada y cocida.

En el contexto etnográfico, uno de los instrumentos más asombrosos es el Trompe o Birimbao. Se trata de un objeto metálico, pequeño, cuya característica principal es el uso de la cavidad bucal como caja de resonancia, percutiéndolo con el dedo por medio de una fina aguja adherida a su cuerpo. 

Este instrumento se encuentra distribuido por muchas partes del mundo, probablemente su origen proviene de Vietnam y, en la actualidad, está en pleno uso en el Sudeste Asiático y Asia Central. La investigación histórica propone que las rutas comerciales portuguesas y españolas lo habrían llevado a Europa y posteriormente a América, donde fue adoptado por el pueblo Mapuche, y se mantiene en uso hasta nuestros días.

También se estudiaron instrumentos profundamente arraigados en la música chilena tradicional, como son el guitarrón chileno y el rabel. El primero, es un instrumento desarrollado en Chile en contextos seculares y su particularidad es que no existe en ninguna otra parte del mundo. 

Aunque su cuerpo con cintura es similar a la guitarra, su encordado es mucho más complejo. El rabel, por su parte, fue traído desde la península Ibérica. De apariencia similar al violín, aunque más antiguo y robusto, consta de tres cuerdas metálicas y un arco de madera con crines de caballo. Suele tocarse en posición vertical y por lo general con el solista sentado. 

Ambos objetos, son obra del renombrado lutier nacional Anselmo Jaramillo, reconocido por la calidad de sus instrumentos, además de ser el fabricante para algunos de los cantores populares más famosos, como Vicente Arias y Santos Hernández.

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