Por mucho tiempo los museos fueron considerados como un espacio sagrado, sitios donde era posible observar aquellos objetos que dan cuenta de grandes hechos, representando periodos importantes de la historia o bien para apreciar piezas únicas y características de la naturaleza. 

Sin embargo, como sucede en muchos ámbitos, esta percepción ha cambiado. Los museos se han transformado y esta impresión sacra que inspiraban antaño, ha mutado. 

Como resultado de ese proceso de cambio, los museos hoy son espacios lúdicos, así como polos de investigación, interpretación, difusión y, sobre todo, de educación.

En un contexto educativo, los museos se han visto obligados a incorporar nuevas herramientas, donde la didáctica juega un papel principal, como lo describe el mexicano José Manuel Villalpando, “la didáctica es la parte de la pedagogía que estudia los procederes para conducir al educando a la progresiva adquisición de conocimientos, técnicas, hábitos así como la organización del contenido”. 

Más cerca en el tiempo, el pedagogo brasileño Imideo Nerici define la didáctica como un “conjunto de técnicas a través de las cuales se realiza la enseñanza; para ello reúne con sentido práctico todas las conclusiones que llegan a la ciencia de la educación”. 

Esto ha contribuido a que en los últimos veinte años se comience a comprender la función didáctica del museo, así como las nuevas reformas educativas, que generan la apertura de los establecimientos educacionales al entorno social y natural, en busca de métodos de aprendizaje activos y a la democratización cultural.

Este proceso de comprensión y apertura determinó la necesidad de elaborar exposiciones comprensibles para todo tipo de público, lo que enmarcó a los museos como entornos de aprendizaje, creándose así una relación de interdependencia entre escuela y museo, según Ferreiro, Larraburu y Larraburu.

“Si el museo quiere reflexionar sobre su interacción con la escuela debe conocer las expectativas de la escuela, analizar cómo le puede dar una respuesta adecuada y pensar cómo se insertan las visitas escolares en su política general hacia el público. Es decir, los museos deben ser los encargados de pensar qué quieren transmitir a ese público en particular, y para ello es necesario tener claros los objetivos de la institución, y reflexionar sobre si las acciones que emprende están o no de acuerdo con el receptor al que están dirigidas”.

Todo esto con la finalidad de encontrar algo tan buscado en la educación como lo es generar aprendizajes significativos. 

En este punto,  los museos son parte importante, ya que no hay nada más demostrativo que su patrimonio, ya sea cultural o natural. Con ello se fomenta un aprendizaje flexible, universal y, sobre todo, de calidad. 

Actividades en el museo

Las relaciones entre el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) y los centros educativos son cada día más frecuentes y ante esto la preparación de las visitas es fundamental. 

Las actividades que se realizan dentro del museo no dependen de él en su totalidad; este pone a disposición la exhibición, los espacios y las actividades educativas para los estudiantes, pero el rol del docente es fundamental tanto en la planificación, realización y reflexión sobre la visita. 

El docente debe tener en cuenta los objetivos de la visita y los intereses de los estudiantes. 

Además, debe conocer las actividades que ofrece la institución y las  instalaciones que posee. Con esa información puede aumentar la participación, la motivación, con el fin de que la visita sea lo más acertada y ventajosa posible. 

En otras palabras, es el docente quien decide qué se va a ver, por qué y para qué. Por esto, la visita debe realizarse con un apresto que permita hacer de ella una experiencia grata y contextualizada, llena de conocimiento y aprendizaje, que enriquezca y refuerce todo lo enseñado en el aula. 

De esta manera, es necesario considerar aspectos donde el museo es un agente didáctico y educativo para los visitantes, ya que permite un contacto entre los estudiantes y nuestro pasado. 

Esta conexión lo ayudará a entender el presente y, además, definir su identidad individual y colectiva. 

La visita entrega y propicia la adquisición de conocimientos de manera lúdica –rasgo inherente de la didáctica-, por medio de las actividades educativas dispuestas en el museo. 

Esta institución es centro de interés y cultura, ya que prepara para el aprendizaje sobre temas muy diversos, mediante el contacto directo con determinadas fuentes de información. 

El estar fuera del ámbito escolar, pero en un espacio educativo no formal, hace posible incorporar en los visitantes un aprendizaje que apoye la gestión del docente.

Además entrega un proceso educativo democrático, ya que el visitante realiza su propia construcción, interpretación y de desarrollo crítico, a través de sus sensaciones y reflexiones.

Es importante que la evaluación docente que se haga de la visita se aparte de los cánones tradicionales de calificación académica, especialmente de aquellas como las “pruebas con nota”. 

En el MNHN se observa con creciente preocupación cómo grupos escolares recorren las diversas exposiciones y actividades con guías que serán evaluadas de la misma manera que una prueba en una sala de clases. 

Siendo los museos espacios de educación no formal, es muy recomendable que las evaluaciones de las experiencias sean contingentes a estas y eviten repetir patrones propios de la sala de clase (como la “prueba con nota”). 

La disponibilidad de la tecnología y la creatividad propia de niños y jóvenes deben ser puestas al servicio de la evaluación, evitando que el instrumento de esta sea una herramienta de mediación que refleje solo los aprendizajes formales o incluso los sesgos de profesoras y profesores. 

Los docentes pueden explorar alternativas como ensayos fotográficos, mini documentales, la “búsqueda del tesoro”, edición de un wiki o ensayos monográficos sobre uno o varios objetos que hayan sido de interés de los estudiantes, enfatizando el trabajo colaborativo propio de la interdisciplinariedad de los museos.

En cuanto al MNHN y los recursos educativos no formales que pone a disposición de los colegios, destaca el programa MUVACO (“Museo va a tu comuna”) que consiste en visitas de los curadores a entidades educativas u otras instituciones a lo largo de Chile, para entregar charlas sobre sus especialidades. 

En el MNHN, el área de Educación desarrolla una serie de actividades como talleres, charlas específicas y la Feria Científica Nacional Juvenil, el evento educativo más emblemático de la institución, instituido por la doctora Grete Mostny, que desde hace más de cuatro décadas ha convocado a escolares de todo el país a presentar proyectos científicos.

Esta feria ha sido el semillero de decenas de científicos nacionales que vieron su talento estimulado a temprana edad en el Museo Nacional de Historia Natural.

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