Bordadoras plasman en sus tapices costumbres e imaginarios de la cultura tradicional campesina, que conserva el Museo de Historia Natural de Concepción.
Otro sello de esta artesana es el tratamiento de las figuras envueltas con líneas ondulantes de distintos colores y grosores.
Una de las características de los tapices es el uso de la visión "aérea" de las escenas.
Desde 1974 las mujeres Copiulemu, Región del Biobío, desarrollan un oficio artesanal con identidad, que despliega estilos individuales y familiares, y se ha consolidado en el tiempo. Los diseños están inspirados en sus experiencias y representan faenas agrícolas, eventos comunitarios y personajes rurales tradicionales de la zona central.
La expresión surgió por iniciativa de la alemana Rosmarie Prim como una forma de sustento para las familias de la localidad. El nacimiento del taller es contemporáneo a la instalación de plantaciones forestales en la zona. Sin embargo, las artesanas omiten los cambios que trajo dicho proceso, escogiendo escenas consideradas tradicionales, lo que les ha permitido posicionar y comercializar las piezas en el mercado.
Las puntadas y figuras son un saber que se ha trasmitido generacionalmente, desarrollando un estilo caracterizado por la forma de matizar y contrastar los colores, el empleo de puntos como la cadeneta y el punto atrás, el uso de líneas para producir contraste entre fondo y figura, y la ausencia de perspectiva. También destaca la visión "aérea" de las escenas que ocupan todo el espacio de los paños.
Este trabajo ha sido reconocido por la comunidad y diversas autoridades. En 1987, el tapiz que decoró el altar durante la misa oficiada por el Papa Juan Pablo II, con ocasión de su visita a Concepción, fue creado por las artesanas de Copiulemu.
Esta experiencia marcó la internacionalización de su quehacer. Entre 1994 y 2010, los Presidentes Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet llevaron en sus giras al extranjero ejemplares de estas piezas. En 2010, las bordadoras fueron distinguidas con el sello de Excelencia de Artesanía de la Unesco, y en 2004 recibieron el premio Lorenzo Berg a los artesanos más destacados del país.